Valladolid, la encantadora ciudad que hoy conocemos, tiene una historia rica y llena de momentos que la han marcado profundamente. Caminar por sus calles es revivir siglos de eventos que forjaron su carácter único. Aquí te comparto un recorrido cronológico por algunos de los momentos más importantes de su historia.

Fundación y Traslado (1543)

La historia de Valladolid comenzó en 1543 cuando fue fundada por Francisco de Montejo el Mozo. Originalmente ubicada en la costa noreste de Yucatán, la ciudad fue trasladada en 1545 a su ubicación actual, sobre el antiguo asentamiento maya Zací, donde el choque de culturas entre mayas y colonizadores comenzó a moldear su identidad.

La Iglesia de San Servacio (1705)

Uno de los símbolos más representativos de Valladolid es la Iglesia de San Servacio. Originalmente construida en el siglo XVI, fue destruida y reconstruida en 1705. Hoy en día, su imponente fachada se erige en la plaza principal como un testigo silencioso de la historia.

Guerra de Castas (1847)

Este conflicto fue uno de los episodios más duros que vivió la ciudad. La Guerra de Castas, que estalló en 1847, enfrentó a los indígenas mayas con los criollos, y Valladolid fue uno de los escenarios principales de la revuelta. La ocupación maya y los enfrentamientos dejaron cicatrices profundas en el corazón de la ciudad.

La Revolución Mexicana (1910)

Valladolid tiene un lugar especial en la Revolución Mexicana, ya que fue aquí donde se encendió la “Primera Chispa” de este movimiento en Yucatán. En junio de 1910, los revolucionarios se levantaron en armas contra el régimen de Porfirio Díaz, marcando un hito en la historia regional.

Patrimonio y Reconocimiento (1996-2012)

En 1996, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reconoció oficialmente la riqueza arquitectónica e histórica de Valladolid al declararla Zona de Monumentos Históricos. Y, en 2012, su belleza y valor cultural fueron recompensados con el nombramiento como Pueblo Mágico.

Cada rincón de Valladolid cuenta una historia, cada edificio colonial ha sido testigo de momentos cruciales. Su pasado sigue vivo, no solo en los libros, sino en sus calles, plazas y en la memoria de quienes la habitan.